EL ARTE BARROCO
EL BARROCO EN ITALIA
ARQUITECTURA
El arte barroco se extiende desde principios del siglo XVII
hasta mediados del XVIII. Se trata de un estilo ampuloso y recargado. El
desarrollo de este estilo tuvo gran influencia la labor de la Iglesia.
Las principales características y períodos son
Entre la arquitectura renacentista y la nueva arquitectura
barroca existen una serie de diferencias visibles:
- Los edificios se llenan de movimiento. Para ello utilizan elementos como los frontones curvos o los frontones partidos. El gusto por la línea curva afecta también a las columnas. La columna salomónica se convierte en uno de los elementos más característicos del Barroco.
- Las fachadas de los edificios tienen múltiples planos que introducen luz y juegos de perspectiva.
- Se usan efectos ilusionistas que agradan el espacio: espejos, cúpulas pintadas con profundas perspectivas…
- Se usa el orden gigante , que sustituye las superposición de órdenes clásico por el empleo de columnas de enorme tamaño.
- Se utiliza la decoración muy abundante formada principalmente por temas vegetales. El interior de los edificios se enriquece con pinturas y retablos dorados.
- Preocupación porque el edificio destaque en el espacio. Para ello, se diseñan enormes avenidas y plazas.
En la arquitectura barroca italiana se
distinguen dos grandes momentos:
ﮦ El primer tercio del siglo XVII, en el que el Barroco es más calmado y
se encuentra más ligado a la Contrarreforma.
ﮦ El resto del siglo XVII. En este momento
podemos hablar de un Barroco pleno. Es cuando se desarrollan su labor
arquitectos de la talla de Bernini y
Borromini.
PRIMER TERCIO DEL SIGLO XVII
Carlo Maderno
Dirigió la arquitectura romana por nuevos cauces y dejó una
obra monumental y sólida. Una de sus principales obras fue la construcción de
la fachada de la iglesia de Santa Susana.
Está formada por dos cuerpos donde los vanos, las órdenes y la decoración se
disponen de una manera ordenada, lo que proporciona una intensa sensación de
movimiento.
Otra obra de importancia fue la cúpula del templo de Sant’Andrea della Valle. Maderno también
diseñó el palacio Mattei con su patio
decorado con antiguos bustos, estatuaria o relieves de clara inspiración
manierista y la novedosa utilización del estauco para ornamentar los tramos de
la escalera.
Ø FACHADA DE SAN PEDRO DEL VATICANO
(1607-1612)
Además de concebir una nueva planta, Maderno construyó la
fachada principal. Esta fue concebida con un predominio de la horizontalidad
frente a la verticalidad, de esta manera no se restaba importancia a la gran
cúpula ideada por Miguel Ángel.
En esta fachada Maderno utilizó columnas y pilastras
corintias de tamaño gigante. La parte central aparece un poco adelantada, lo
cual da sensación de movimiento. Como remate se sitúan las esculturas sobre una
balaustrada.
En un principio se concibieron dos campanarios, uno a cada lado
de la fachada, pero no fueron realizados.
SEGUNDO Y TERCER TERCIOS DEL SIGLO XVII
Gian Lorenzo Bernini
Durante el segundo y el último tercios del siglo XVII, el
arte italiano estuvo dominado por la excelencia creativa de Bernini. Éste no
sólo fue un genial arquitecto, sino también un gran urbanista, escultor y
pintor.
Bernini nació en Nápoles en el seno de una familia de
escultores. En 1605 se trasladó a Roma, ciudad en la que siempre permanecería,
excepto cuando fue requerido por el rey francés Luis XIV y marchó a París
(1665).
A partir de 1664 asumió el cargo del Baldaquino para San Pedro del Vaticano. Cinco años después fue
nombrado "arquitecto de San pedro”; a partir de entonces realizó su obra
urbana de mayor envergadura y de gran dificultad topográfica y litúrgica: la plaza de San Pedro.
En el año 1658 comenzó la construcción de la iglesia de San Andrés en el Quirinal.
Este edificio de reducidas dimensiones tendrá una gran transcendencia en el
futuro al utilizar una planta centralizada (ovalada) rematada por una cúpula,
de clara influencia clásica inspirada en construcciones de la Antigüedad, como
el Panteón.
Ø SAN ANDRÉS EN EL QUIRINAL (SANT’ANDREA
AL QUIRANALE, Roma
Esta iglesia fue un encargo del cardenal Pamphili para los
novicios de la Compañía de Jesús. Su enclave en el convento que la acogía
obligó a Bernini a crear una planta oval que en lugar de albergar capillas en
su eje transversal tiene tres pilastras, lo que obliga al feligrés a fijar su
atención en el altar mayor concebido a través de una abertura cóncava.
El color y la luz conseguidos gracias a los diversos mármoles
utilizados y a la decoración estucada de Antonio Raggi dotan al espacio de un
gran poder sugestivo. El carácter dramático aumenta en el intradós de la cúpula
y la interna, donde se conjugan los colores blanco y dorado, gracias a la
iluminación central, que contrasta con la penumbra de las capillas del templo.
La entrada de la iglesia queda enmarcada por dos gigantescas
pilastras corintias, rematadas por un entablamento sobre el que descansa un
airoso tímpano triangular. La puerta de acceso es un pórtico semicircular
rematado por dos grandes volutas. La fachada tiene un movimiento envolvente.
Ø PLAZA DE SAN PEDRO DEL VATICANO
AUTOR: Gian Lorenzo Bernini
CRONOLOGÍA: 1656-1667
LOCALIZACIÓN: Roma
DESCRIPCIÓN: Partiendo de la fachada de la
basílica de San Pedro, Bernini planteó un primer espacio trapezoidal, la
conocida como “Piazza retta”, que quedaba delimitado por dos brazos rectos que
tienden a converger. Estas prolongaciones acaban en otro espacio de forma
elíptica, en cuyo interior se disponen dos fuentes y un obelisco.
La zona elíptica está rodeada por un pórtico de columnas y
pilares de orden toscano rematado por una balaustrada en la que se colocan
estatuas de santos y mártires. Esta zona se concibió como lugar de reunión de
los fieles, mientras que los lados rectos facilitaban la visión de la fachada
desde la que el Papa realizaba determinados actos. Además, el desnivel del
terreno mejoraba la visibilidad.
Con la forma oval se conseguía que los brazos porticados
envolvieran simbólicamente a los fieles, tal como desea hacer la Iglesia católica.
COMENTARIO: Al plantear su obra, Bernini tuvo que
resolver distintos problemas. Por un lado, estaban los meramente topográficos,
como los desniveles que tenía el terreno y, por otro, estaban los conceptuales.
Entre estos últimos se encontraba el hecho de que la plaza
debía servir como antesala de la iglesia más importante de la cristiandad.
Además, en esta plaza se celebrarían actos litúrgicos que requerían un espacio
amplio que acogiera a numerosas personas, pero también que permitiera la
visibilidad, para que los fieles pudieran ver al Papa cuando se asomaba a su
balcón. Por último, y no menos complicado, la propia forma de la plaza debía
manifestar la unión de la Iglesia con el pueblo, es decir, la unión de la basílica con la ciudad de Roma.
Bernini concibió la columnata para provocar sorpresa en el
espectador, que, al llegar a la zona elíptica, se encontraba de súbito con la basílica
de San Pedro.
Francesco Borromini (1599-1667)
Borromini descartó la concepción antropomórfica de la
arquitectura, tal como se había venido repitiendo desde Brunelleschi. En otras
palabras, su obra fue considerada en vida como extravagante y fantástica. Fue
colaborador de Bernini, aunque con el tiempo llegaron a un abierto
enfrentamiento. Se dedicó a labores escultóricas de piedra para la fábrica de
la basílica de San Pedro y al forjado
de sus verjas. Sus originales diseños ya se observan en algunas ventanas del
palacio de Bernini, donde se interesó por ahondar en el detalle arquitectónico.
Quizás los dos edificios más destacados en su creación sean
las iglesias romanas de San Carlo alle
Quattro Fontane y de San Ivo alla
Sapienza. Pero, además, intervino en muchas otras obras, como la
reconstrucción del templo de San Giovanni
in Laterano, en el colegio de Propaganda Fide, en el oratorio de San Felipe Neri o el palacio Falconieri. Su carácter
neurótico le llevó al suicidio.
Ø SAN CARLO ALLE QUATRO FONTANE
AUTOR: Borromini
LOCALIZACIÓN: Roma
CRONOLOGÍA: 1638-1641. La fachada se terminó en
1667.
DESCRIPCIÓN: El templo es de planta romboidal,
acorde con la atracción que el arquitecto tenía por las formas geométricas de
raíz medieval.
En su interior, las gigantescas columnas se disponen en
intervalos de cuatro en cuatro y entre ellas se sitúan vanos, nichos y molduras
que buscan un efecto escultórico. Asímismo, un sólido entablamento de gran
plasticidad sirve como barrera horizontal y, a la vez, unifica el espacio.
Sobre el entablamento se elevan pechinas y arcos de medio punto
que son los encargados de sostener la cúpula ovalada. Esta se decora con
artesonados hexagonales, octogonales y en forma de cruz que, a medida que
adquieren altura, disminuyen de tamaño. Esta decoración de la cúpula produce un
poderoso juego de luces y sombras.
La fachada no puede desligarse del interior del templo. En
ella combinó el orden gigante con el menor, de la misma manera que lo hicieron
antes Miguel Ángel y Maderno. Las columnas unifican los distintos pisos.
Verticalmente la fachada se compone de tres vanos, los
laterales cóncavos y el central convexo. Horizontalmente, estos vanos quedan
divididos en dos cuerpos. El inferior se remata con el entablamento ondulante,
y el superior, por otro entablamento que esta vez aparece fragmentado en tres
partes debido a un enorme medallón sostenido por ángeles.
El resto de la fachada conjuga ventanas ovales, enmarcadas
gracias a columnas menudas, con nichos escultóricos. Esta extraña fusión estaba
alejada del concepto berniniano, para el que la escultura tenía un valor
narrativo independiente del soporte arquitectónico.
COMENTARIO: En esta iglesia, Borromini consiguió
integrar la ondulación inferior con las pechinas características de una planta
de cruz griega y con una cúpula oval. De esta manera consiguió un efecto que le
reportó el reconocimiento unánime de sus coetáneos y que sus planos fueran
requeridos por sus colegas europeos.
ESCULTURA
En Italia, una vez pasado el Manierismo, los escultores
comenzaron a introducir novedades en sus obras. Entre estos podemos citar a
Stefano Maderno, Pietro Bernini (Padre de Gian Lorenzo Bernini), Camilo Mariani
y Francesco Mochi. Pero el verdadero auge de la escultura barroca se alcanzó
con la figura de Bernini.
La escultura barroca tiene como características:
× El interés por expresar el movimiento. Este se refleja especialmente en el tratamiento
de los ropajes, que se vuelven ampulosos. Asimismo, las figuras forman
diagonales y se representan en escorzo para marcar aún más el sentido del
dinamismo.
× Los ropajes y el movimiento acentúan
los juegos de luces y sombras.
× El sentido de la teatralidad hace que las esculturas se conciban dentro de un marco.
Por ello, se potencia la unión de la arquitectura y la escultura.
× Las expresiones humanas se plasman con dramatismo, lo que ayuda a
conmover al espectador.
× Se desarrolla el gusto por el desnudo.
× Se representan distintos temas: religiosos, mitológicos, retratos…
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