El barroco europeo constituye la culminación del arte como
propaganda, de ahi que todas las preguntas se formulen en torno a los mismos
aspectos: el poder religioso (la Iglesia Católica,
naturalmente), el poder político (la monarquía absoluta) y
el poder económico (la Burguesía en los países protestantes).
El contexto general de esta época nos remite a los grandes acontecimientos de
los s. XVII y XVIII: consolidación de la ruptura de la cristiandad (reforma
protestante y contrarreforma católica, concilio de Trento),
fortalecimiento de las monarquías (absolutismo en Francia) y
decadencia de la Monarquía Hispánica, desarrollo económico de
los estados protestantes (Holanda, Inglaterra, etc). Las guerras
religioso-políticas que atraviesan el s. XVII europeo, marcan estos hitos
políticos que tiene una expresión en el campo del arte. El arte concebido como
propaganda de la fe explica la importancia que la Iglesia
católica y el papado (Roma) darán a la arquitectura, la escultura o la pintura;
la piedad popular ha de ser conmovida hasta la raíz, la pompa y
el poder de la auténtifa fe, debe servir para contener el avance de la herejía
protestante, etc. Los artistas, después del concilio de Trento, han de servir a
un nuevo ideario en el que prima lo emocional y sensible frente a lo racional,
lo popular frente a lo aristocrático, lo real frente a lo idealizado. La
monarquía, por su parte, movilizará los recursos del estado para construir
grandiosos palacios y jardines y embellecer ciudades, con lo que así expresará
su nuevo poder frente a una nobleza que, por fin, ha sido doblegada. Frente a
este despliegue de pompa, el mundo protestante abandona el
gusto exagerado por la orientación y se repliega sobre el individuo. La
burguesía, clase social ascendente, comenzará a forjar las
instituciones políticas y económicas que marcarán el nacimiento, muy pronto, del
mundo contemporáneo: capitalismo y parlamentarismo inglés; frente al carácter
burgués y capitalista de los holandeses. Los países donde mejor se expresa esta
fractura de la cultura y el arte europeo son, sin ser los más importantes o
poderosos, Flandes y Holanda. Para concluir: a
pesar del peso de la religión católica en la cultura y mentalidades de la época,
los s. XVII y XVIII son también un momento de avances transcendentales en el
campo de la ciencia (Newton) o la filosofía (Descartes), contribuyendo, en
definitiva, a la eclosión intelectual y científica que tendrá lugar en el
llamado "Siglo de las Luces", cuando el Rococó exprese el carácter decadente de
una sociendad aristocrática y amante del lujo que, casi sin darse cuenta, ya
había sido sobrepasada por la razón.
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