miércoles, 9 de mayo de 2012

Algo más de Filosofía


La filosofía después de Aristóteles. El helenismo.

Las escuelas morales
Quizás uno de los factores que más influyeron en esta nueva orientación de la filosofía, que se extiende hasta el siglo II después de Cristo, se deba a la grave crisis histórica y social del mundo griego, propiciada por la aparición de los grandes imperios –el de Alejandro Magno y el romano-. Al derrumbarse las convicciones culturales compartidas sobre política y religión, se buscan nuevas seguridades para poder vivir con tranquilidad y con paz. Por eso, las filosofías helenistas son filosofías de <<repliegue>>, defensivas. Sabio se considera ahora al que sabe vivir bien, es decir, en equilibrio, en paz, con una dosis de placer moderado.
Tres son las escuelas filosóficas morales que destacan: estoica, epicúrea y escéptica. Para estoicos y epicúreos el sabio será quien vive de acuerdo con su naturaleza. Los escépticos identifican la sabiduría que lleva a la felicidad con la negación de todo conocimiento, de toda doctrina o convicción. Coinciden en que el fin de toda ética y de todo saber es conseguir la felicidad.

Epicureísmo
Es una corriente filosófica cuyos principales representantes son Epicuro (III a. C.) y Lucrecio (I a. C.). Dividen la filosofía en canónica, física y ética, aunque todo saber está subordinado a esta última, porque el fin de todo conocimiento es la búsqueda de la felicidad. Estos pensadores se proponen una ética hedonista, pues entiende la felicidad como placer. Pero no se trata de buscar cualquier tipo de placer y sin límite. Se busca el placer con dos condiciones: Son preferibles los placeres espirituales a los corporales y debe buscarse el placer hasta el límite donde surge el dolor. Y es que Epicuro hacía radicar el máximo placer en la ataraxia, que consiste en la “ausencia de perturbación anímica”, es decir, estar sin pasiones que desequilibren y hagan sufrir al alma. Y esto no puede ocurrir sin una buena dosis de autodominio y lucha interior, es decir de áskesis.
El placer, debe ser racionalizado e implica autodominio. Dice Epicuro: <<Ni banquetes ni juergas constantes producen la felicidad, sino el sobrio cálculo que investiga las causas de toda elección o rechazo y elimina las falsas opiniones de las que proceden las pasiones que se apoderan del alma>>. El sabio para los epicúreos será aquel que logre la autarquía, el autogobierno, el ser dueño de sí.
La canónica estudiaba las normas para discernir lo verdadero de lo falso, para lo que utilizaban como criterios de evidencia, la sensación, los recuerdos y los estados afectivos de placer y dolor. En este sentido son sensualistas. La física pretende conocer la naturaleza de las cosas, para lo cual adoptan el modelo atomista, de carácter materialista y mecanicista.

Estoicismo
Fue fundado por Zenón de Citio (Chipre) en el siglo IV a. C., y sus principales figuras son Séneca y Marco Aurelio. Dividen los saberes en lógica, física y ética, aunque todos están subordinados a la ética, pues para los estoicos el fin de la vida humana es la felicidad, que se consigue mediante una vida virtuosa. La felicidad consiste en un tipo de vida conforme a la naturaleza humana, que es racional. Para los estoicos, todo está predeterminado por una Razón universal o Lógos. En conocer nuestra naturaleza y obedecer a esta Razón universal radica la libertad para el ser humano. Ser libre es conocer la necesidad establecida por el Lógos: Para ellos se ha de obrar virtuosamente.
Para ellos, el sabio es quien se procura la paz interior mediante la insensibilidad frente al sufrimiento y a las opiniones de los demás. Por eso, su lema moral era <<soporta y abstente>>, es decir, soportar con firmeza y buen ánimo las dificultades, y abstenerse de tener deseos, para así evitar el sufrimiento. De esta manera, viviendo con “austeridad y sobriedad” con una vida virtuosa, se logra la imperturbabilidad de ánimo (ataraxia) y la ausencia de pasiones, la apatía, lo que implica autonomía moral. Tenían de la lógica un concepto muy amplio, pues abarcaba la retórica (arte del hablar bien y persuasivamente) y la dialéctica (arte de pensar rectamente). Su física era materialista, de inspiración heraclítea; concebían el Lógos como el principio activo que ordena y rige toda la materia.
Escepticismo
Las principales figurass de esta corriente fueron Pirrón (III a. C.), Enesidemo (I d. C.), Carnéades y Sexto Empírico (II d.C.). Perseguían un ideal moral: la felicidad, entendida como ataraxia, es decir, como ausencia de perturbación y preocupación. La justificación de su postura es la actitud de negar qu pueda haber conocimiento ni un criterio de verdad para discernir lo verdadero de lo falso. Por eso, la actitud que adoptaban es la epojé o suspensión de todo juicio. Esto supone que no se puede afirmar, ni definir. De este modo, bajo influencia sofística, declaran que las cosas no <<son>> sino que, <<parecen>>. Por eso, tampoco se pueden hacer juicios morales ni decir que algo <<sea>> bueno o malo.

La aparición del cristianismo
Los nuevos valores que aporta el cristianismo:
-          Creación de la nada: Este concepto ya aparece en el Génesis: Dios creó todo desde la nada.
-          Igualdad: Igualdad de todos los seres humanos por ser todos imagen e hijos del mismo Dios.
-          Libertad: Al ser humano se le reconoce la capacidad de pensar y decidir por sí mismo.
-          Amor como caridad: Dios es amor
-          Dignidad humana: El cristianismo es crítico con la esclavitud.

Agustín de Hipona
Agustín de Hipona (354-430) fue hijo de una familia acomodada de Tagast4e, ciudad del norte de África (Numidia). Tras una juventud disoluta, decide sentar cabeza. Cae en sus manos el Hortensius de Cicerón, que tiene mucho que ver con su búsqueda apasionada de la verdad. Su itinerario vital va del maniqueísmo al escepticismo, después al neoplatonismo y desemboca en el cristianismo. El obispo de Milán fue obispo de Hiponia. Escribe Confesiones, Sobre la Trinidad, La Ciudad de Dios.

El camino hacia la verdad.
La búsqueda de la felicidad es cuestión de sabiduría. La ignorancia tuerce los caminos que conducen a ella. La verdad conduce a la felicidad; pero esa verdad no se encuentra fuera sino dentro de nosotros: <<No mires hacia fuera, retorna hacia ti, porque en el interior del hombre mora la verdad[…]>>. Inicia su andanza intelectual en el maniqueísmo. Un segundo escalón lo supone el escepticismo. Decía que no se podía conocer la verdad. Lo correcto era mantener la duda. En una situación que precisa una decisión urgente lo que se tiene que hacer es seguir lo más probable o verosímil. Pronto se da cuenta de que esta teoría es absurda. A nivel teórico existen verdades eterna e indubitables –como los principios mat4emáticas- A nivel práctico, al no tomar una decisión, es indiferente actuar bien o mal en el campo moral. Afirmar que todo vale es una monstruosidad.

(INFLUENCIA POSTERIOR EN DESCARTES)
El escepticismo es superado por la certeza. Cualquiera que dude, sabe que duda y eso ya es una certeza: << ¿Qué me pasa si me engaño? Si me engaño existo. Pues quien no existe no puede engañarse: por esta razón, si me engaño, soy>>

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